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Educación en positivo

Educación, prevención y desensibilización al miedo en los perros

Educación, prevención y desensibilización al miedo en los perros, son factores claves para el crecimiento de un perro sano.

¿CUÁNDO SABEMOS QUE EL PERRO TIENE MIEDO?

  • Evita a las personas o cosas que le asustan.

    Reacciona lanzándose o ladrando hacia el objeto de su miedo. Con este comportamiento lo que pretenden es hacer desaparecer lo que les asusta.

  • Se va corriendo, algunos corriendo lo más rápido posible, otros salen del escenario muy discretamente.
  • Se queda “congelado” como si pensara que así la cosa que da miedo desaparecerá
  • Muestra señales de agresión: ladrar, mordisquear, gruñir, pelo erizado …
  • Muestra una actitud sumisa y/o temerosa: cola baja o hacia dentro, orejas aplastadas, lloriquear, orinar, defecar, llorar, cuerpo rígido, temblar …. De hecho, son innumerables las señales de sumisión que un perro puede mostrar.
  • También cuando tiene un aspecto deprimido o desinteresado.

Todas son reacciones instintivas agrupadas en lo que se llama las reacciones de “lucha, huida e inmovilización”. Un perro que lucha o ataca, por miedo, puede ser un perro peligroso. Él que huya puede poner su vida en peligro ya que podría perderse o ser atropellado por un vehículo. Un perro inmovilizado se queda totalmente bloqueado e incapaz de canalizar sus reacciones.

¿Por qué algunos perros tienen miedo?

Un perro puedo sentir miedo de algo o alguien para varias razones.
Puede que el perro está genéticamente predispuesto al temor en general. Por eso, a la hora de seleccionar un cachorro nuevo es muy interesante conocer al menos los padres de la camada. Si uno de sus progenitores tiene miedo más posibilidad de haber pasado los genes o el comportamiento a los cachorros.

Debemos diferenciar que existen tres tipos de “miedos” genéticos, asociables o el pánico.

A su vez en tres niveles de umbral diferente, inseguridad, miedo y pánico

Muchas veces cada uno de ellos tiene una expresión diferente, por ejemplo, cuando es pánico el perro se queda totalmente congelado paralizado y no hay estímulos que le hagan salir de esta situación.

El motivo más común es la falta de socialización en los primeros meses de su vida. Los cachorros tienen que estar expuestos a animales, personas y ambientes durante las primeras 12 semanas si no es así crecerán cautelosos de las personas, cosas o experiencias nuevas.

Puede que un perro miedoso haya sido forzado físicamente o psicológicamente en algún momento de su vida, resultando en un perro que se asusta de las cosas asociadas con el abuso. Esto es la opinión popular entre las personas que adoptan un perro miedoso, de una protectora, por ejemplo.

Es posible que el perro recibiera un choque físico o emocional. La reaparición de la causa directa del susto podría provocar una reacción de miedo. Por ejemplo, si tenemos un perro que se le cayó una bicicleta puede que evite acercarse a las bicicletas en el futuro. También es posible que el choque cree una reacción de miedo por asociación: por ejemplo, si un perro tiene contacto con una descarga eléctrica al mismo tiempo que suena el claxon de un coche, se puede asociar el claxon con el dolor y susto recibido y siempre muestra señales de miedo al oír un claxon.

¿Qué se puede hacer?

La mayoría de los temores no desaparecen por si solos y, si no se tratan, suelen empeorar con el paso del tiempo. Otros pueden disminuir en intensidad o frecuencia, pero no desaparecer completamente. Pero si una persona ha decidido compartir la vida con un perro temeroso debería trabajarlo. En estos casos la paciencia es la madre de la ciencia, solo el trabajo sistemático y progresivo puede paliar o acabar solucionando el problema. El propietario no puede caer en el proteccionismo y tampoco en la invasión, solo la calma es buena consejera.

La verdad es que el porqué del miedo es menos importante que el cómo se puede ayudar al perro a superarlo o aprender a reaccionar de la manera correcta.

En primer lugar es muy aconsejable descartar cualquier causa médica en el comportamiento temeroso del perro. Recomendamos llevar a su perro al veterinario para una revisión y evaluación.

Después de haber descartado posibles causas médicas, el primer paso en el tratamiento de comportamiento temeroso del perro es identificar lo que desencadena las señales de una reacción miedosa. ¿Tiene miedo de ruidos fuertes y repentinos?, ¿Tiene miedo al estar cerca de algún tipo de personas, como los niños o hombres?, ¿O tal vez es la rápida aparición de bicicletas o personas haciendo footing que hace que el perro se dispare?

Una vez localizado lo que provoca el miedo, se procede a tratarlo.

Una rehabilitación, parcial o total, es posible porque la mayoría de los miedos pueden ser tratados con dos métodos:

La desensibilización.
El contra-condicionamiento.

Pero, de todas maneras, hay que armarse con una gran dosis de paciencia porque el proceso de rehabilitación puede ser largo y como hemos comentado en algunos casos sólo habrá mejoría.

La mayoría de estos casos necesitan la ayuda de un profesional o especialista en el tema. Dado su experiencia, saben ‘leer’ el comportamiento del animal correctamente, evitando una mala interpretación del comportamiento del perro y resultando con la correcta aplicación de la modificación de conducta.

Los medicamentos pueden ayudar a reducir los niveles de ansiedad del perro por cortos periodos de tiempo, mientras paralelamente recibe nuevas pautas de modificación de conducta. En este caso recomendamos la visita a un etólogo como la persona calificada y autorizada para recetar medicamentos para el perro. El tratamiento farmacológico sólo no va a reducir los temores y las fobias de forma permanente, pero en casos extremos, la modificación de conducta y la medicación utilizadas de manera conjuntas puede ser un buen enfoque al problema.

Otra de las cosas a tener en cuenta es que el propietario del perro tiene que permanecer muy calmado cuando se dispara algún episodio de miedo o pánico en el perro, nuestra calma es el factor más importante a la hora de inducir al perro, eso mismo, la calma, si el propietario da muestras de preocupación el perro lo notara y empezara a preocuparse. Es importante en todas las situaciones no sobreproteger al perro, por qué esta actitud lo que hará será reforzar un comportamiento no deseado.

¿Cómo hacerlo?

Desensibilización

  • Comenzaremos exponiendo a nuestro perro a un nivel muy bajo de lo que está causando el miedo. Por ejemplo, supongamos que el perro teme a los hombres, hay que empezar con la presencia de un hombre, sentado y estático, a una distancia de 30 metros del perro.

  • Premiaremos al perro por mirar al hombre mientras mantiene un comportamiento tranquilo. Mientras el perro permanece relajado hay que premiarle con elogios y golosinas. Poco a poco el hombre puede empezar a moverse, poniéndose de pie, dando algunos pasos hacia un lado u otro.

Expectativas Realistas

En cuanto a la desensibilización, algunas de las cosas que asustan a los perros puede ser difícil de reproducir o controlar. Por ejemplo, si el perro tiene miedo de tormentas, puede que está respondiendo a otros factores relacionados con la tormenta, cosas que la procede y que a menudo pasan desaparecidas por parte de las personas, tal como los cambios de presión atmosférica o cambios en la luz o inclusive truenos a distancia. Durante el proceso de desensibilización será imposible reproducir todos los cambios por lo cual el trabajo va a ser más lento.

Lo que no se debe hacer nunca

No castigar el perro. El miedo al estar castigado solamente le hará más temeroso. Tenemos que pensar que los miedos no son algo voluntario y que el animal lo pasa realmente mal. Esto se conoce con el termino de invasión, debemos no obligar nunca al perro solo alentar animar, ayudar…

No tratar de forzar el perro a que experimente la situación que lo provoca. Por ejemplo, si tiene miedo a los niños y se le obliga a estar en un lugar lleno de ellos, probablemente lo que conseguiremos es que nuestro animal tenga más miedo de los niños en vez de coger confianza al estar con ellos. Todo se debe hacer de forma progresiva y con mucha suavidad.

Nunca castigar el perro después de haber hecho destrucción o sus necesidades en casa, como resultado de la ansiedad que ha sentido. Los animales no entienden el castigo después del hecho, incluso si sólo se produce segundos más tarde. Este tipo de destrucción o ensuciamiento en casa es el resultado del pánico, no de mala conducta. Al castigarle haces empeoras más la situación.

Si el perro reacciona con señales de agresividad hacia el objeto que provoca el miedo, nunca debemos reñirle, y especialmente nunca en voz alta y enfadada. Como hemos dicho anteriormente simplemente empeoraríamos las cosas.

Los científicos han mostrado que el cerebro de los animales, en comparación con el de los humanos, tiene una amígdala mayor y un cortex cerebral menor. Dado que la amígdala modula la emoción, y el cortex gobierna los pensamientos racionales, podemos asumir que los animales sienten sus emociones en una escala mayor que nosotros. Tampoco son capaces de procesar los pensamientos racionales del mismo modo que nosotros. También tiene sentido considerar que los pensamientos racionales, que en los humanos son suprimidos por los neurotransmisores que se liberan durante los episodios de miedo, se bloquean completamente en los animales (Lindsay, 2000). Simplificando, eso significa que, por ejemplo, el perro puede exhibir miedo extremo ante los estruendos y chasquidos de los truenos, pero no tiene la capacidad de mantenerse calmado diciéndose a sí mismo (tal y como hacemos los humanos), «relájate es solo ruido, no puede hacerte daño, pronto pasará».

Entonces, ¿Cómo puedes ayudar a tu perro si está asustado? Te alegrará saber que reconfortar y tocar a tu perro cuando tiene miedo no está prohibido y no hará que su miedo empeore. Incluso aunque tus esfuerzos no alivien su miedo, intentar ayudarlo no va a hacer que empeore más de lo que está. El contra-condicionamiento es uno de los modos más populares para ayudar a los animales a que cambien sus respuestas emocionales y conductuales.

Hay dos tipos de contra-condicionamiento que puedes utilizar: contra-condicionamiento clásico y contra-condicionamiento operante. El modo en que puedes ayudar a tu perro se entenderá mejor con algunos ejemplos:

Contra-condicionamiento clásico: Se presenta algo que normalmente provoca miedo al perro y luego se asocia con algo que normalmente le resulta agradable. El objetivo es reemplazar la respuesta de ansiedad o estrés con una respuesta más calmada. Por ejemplo, un perro puede tener miedo de otro perro, y lo muestra gruñendo, ladrando, jadeando y demás. Si le presentamos un perro neutral (uno que no responda o parezca no responder ante otros perros) un número suficiente de veces a una distancia confortable para tu perro, su miedo comenzará a disminuir a medida que se percata de que ese perro no supone ninguna amenaza. Cuando tu perro tiene la expectativa de que algo realmente bueno sucederá cuando vea al otro perro, la conducta refleja (esto es, gruñir, ladrar, etc.) comenzará a disminuir.

Contra-condicionamiento operante: Lo que quieres conseguir ahora es enseñar a tu perro a ofrecer una conducta totalmente diferente a la que tiene normalmente cuando ve/oye aquello que habitualmente hace que reaccione con miedo. Puedes utilizar el juego de forma muy efectiva si tu perro disfruta jugando. La intención es enseñarle a involucrarse en una conducta diferente durante la tormenta. Para un perro que tiene miedo a los truenos, el primer indicio del trueno en la distancia debería evocarle una animada invitación a interaccionar con su juego favorito. Con suerte ese ofrecimiento resultará en una conducta diferente y como consecuencia se cambiará el estado emocional del perro.

A los perros que normalmente no disfrutan con el juego tendremos que ofrecerles alguna otra cosa: caricias, masajes y nuestra actitud calmada pueden ser todo lo que el perro necesite para relajarse y tener menos miedo.

Si tu perro tiene miedo a algún objeto o situación, ten presente que, aunque tenga demasiado miedo como para no ser capaz de interaccionar en el juego o disfrutar de la comida, tus esfuerzos por consolarlo no harán que su miedo se incremente. La condición o mejorará o seguirá igual, pero no empeorará por ello. Si tu voz y tu actitud relajada y los masajes reconfortantes no parecen ayudar considera la posibilidad de solicitar una cita con un profesional para valorar otros métodos que puedan aliviar o disminuir los síntomas.

¡Simplemente no tengas miedo de ofrecer esos abrazos y caricias!

Si no que le haremos que le acercaremos muy poco a poco mediante premios y le enseñaremos que esta amenaza, no es tan malo como él se cree.

Recordar habrá casos en que podamos solucionar los problemas, otros mejorarlos y en casos extremos seguramente tendremos que aprender a convivir con la naturaleza del animal, pero no olvidéis que los miedos son reales para nuestras mascotas.

CONSEJOS IMPRESCINDIBLES A TENER EN CUENTA

  • Es importante realizar una relación de los miedos que hemos detectado en el perro, para realizar un buen diagnóstico y prever cuáles son las acciones que debemos hacer.
  • Realizar una relación de lugares próximos al perro donde él se sienta más calmado para empezar por aquí.
  • Poner bajo rutina todas las cosas que hagamos con el perro. (horarios, comida, juegos)
  • Incrementar todos los ejercicios posibles para que el perro aumente el vínculo con nosotros) Ejemplo: durante aproximadamente 15 días que el perro coma de nuestra mano aprovechando para ir introduciendo el sonido del clicker mientras lo hace y que el perro lo asocie con algo positivo)
  • Aumentar los ejercicios a conseguir que el perro se concentre en prestarnos atención, diferentes ejercicios de mira o foco)
  • Enseñarle a jugar, despertar el instinto de presa como elemento que nos permitirá en el futuro trabajar el contra condicionamiento.
  • Es importantísimo que en casa todos los miembros de la familia se comporten con el perro de la misma manera, sin espavientos ni sobresaltos, nos hemos de dirigir al perro con voz dulce y suave nunca con gritos ni ruidos que hagan que el perro desconfié de nosotros.
  • Cuando vayamos a tocarlo hagámoslo de cuclillas y siempre sin colocar las manos por encima del perro para que no lo tome como una agresión.
  • Aumentar los masajes en la parte del cuello las manos siempre de abajo arriba. (induciendo calma)
  • Nunca deberemos consolar al perro ante una situación de miedo o timidez, si no lo que estamos haciendo es reforzar el comportamiento que queremos erradicar.
  • Alejarnos de los lugares donde el perro se encuentre incómodo para irnos acercando progresivamente, muy lentamente al lugar o la situación que le produce incomodidad.
  • Los paseos deben ser siempre con la correa suave y relajada.
  • Si los sacamos al parque evitar tumultos tanto de perros como de personas.