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Educación en positivo

La Motivación y el Juego

La motivación y el juego es sin duda una de las cualidades más importantes que ha de reunir un perro de agility y su preparador, precisamente porque uno de los componentes principales en todos los deportes caninos y muy especialmente en el agility es la velocidad, dado que es una carrera contrareloj, la que se realiza en cada prueba.

Probablemente es el tema que más interés suscita, tanto en propietarios de perros como en aquellos que practican alguna actividad canina deportiva.

Lograr este objetivo es la clave para el posterior desarrollo del equipo en competición para ello deberemos dedicar el máximo de nuestros esfuerzos para conseguir este resultado.

Un perro motivado se distingue del que no lo está por su entrega al trabajo y por su forma de realizarlo, sin duda si el individuo está motivado, trabajara con pasión ofreciéndonos todo su potencial.

El perro es un animal depredador con una inteligencia primaria que conserva sus instintos básicos como son los de supervivencia y de presa, no en vano este animal desciende del lobo.

Recordemos que a nosotros tampoco trabajamos si no nos pagan, y de lo contrario no nos sentimos satisfechos, no rendimos, con los perros ocurre igual.

No podemos obligar al perro a trabajar, se lo tiene que pasar pipa, disfrutando en lo que hace, si no es así, se notara en una caída de su rendimiento.

Estas cualidades unidas a su afán de complacer a su amo lo convierten en una perfecta pareja de baile en todos los equipos de agility.

Tenemos que tener en cuenta que un perro con un comportamiento consolidado y con una respuesta generalizada puede estar muy motivado (por ejemplo, comida y juegos de fuerza) puede ocurrir que su actitud decaiga bajo ciertas condiciones. La enfermedad y un estrés excesivos pueden hacer que se rompa el comportamiento. Incluso se pueden dar interferencias que también lo rompan, puede darse el caso que el propio entorno fortalezca otro comportamiento por que le resulte más interesante. Por ejemplo, si estas en el bosque puede que al perro le resulte más interesante salir a perseguir un conejo, que acudir a tu llamada. Has de saber comprender cuál es el valor de cada uno de los reforzadores e intentar que los tuyos siempre sobresalgan y cobren mayor importancia.

Por este motivo se trata de trabajar la motivación elevando el nivel de distracciones y cambiando de escenario lo más posible, esto nos garantizara a medio plazo una ejecución en el comportamiento más rápida y más fluida, a la vez que constituye uno de los grandes motivos por los que trabajar bajo recompensas elevando la motivación.

RESUMEN

Has de conseguir un perro que se enganche fácilmente a todos los juegos, y saber interpretar sus preferencias, lo mejor para salidas de vallas y túneles es la pelota, lanzada en el momento adecuado siempre consigues que salga del obstáculo como una flecha, para los contactos la comida, es la mejor forma de pararlos y para los giros un mordedor. Pero si tienes la posibilidad de usar todos los tipos de motivación mucho mejor, hay que incentivar al perro para que aprenda a disfrutar del juego y se enganche pasándolo bien, y después integrar el juego en la pista.

La Importancia del Juego

Anteriormente hemos mencionado la importancia que tiene el juego en el desarrollo emocional del cachorro y como base para el aprendizaje del agility.

El perro tiene una mentalidad que como hemos citado anteriormente primaria, igual que los niños está demostrado que aprenden y se relacionan a través del juego.

El juego es un mecanismo imprescindible para establecer una buena relación entre el perro y su guía, debe aplicarse como refuerzo positivo o recompensa.

Los humanos hemos criado perros conservando muchas de sus características, como ocurre con los cachorros, el deseo de jugar perdura durante toda su vida y forma parte de ella.

Para los cachorros, el juego es algo muy serio, y no una mera conducta caótica aleatoria. Los cachorros aprenden la mayoría de las cosas jugando. En primer lugar, van descubriendo sus capacidades físicas mediante la práctica de toda serie de maniobras y contorsiones. En el juego también se utilizan muchas secuencias de conducta relacionadas con huir del peligro, defenderse así mismo, la caza e incluso el apareamiento. Por encima de todo, los cachorros deben aprender a interactuar con otros perros y recibir sus primeras lecciones de lenguaje perruno.

Jugar enseña a los cachorros que en prácticamente todos los casos, la agresión física resulta inaceptable dentro de la vida social de su manada. Cuando muerden por primera vez a otros cachorros mientras juegan con ellos, aprenden rápidamente que, si no utilizan un mordisco suave o inhibido, ocurren cosas desagradables.

  • Por ejemplo, al hundir sus afilados dientecitos en las orejas de sus congéneres oyen un chillido, su amigo abandona el juego y puede que su madre lo castigue. Para poder continuar la interacción social y el juego, los cachorros deben aprender que la agresión física no conduce a nada positivo. También aprenden qué conductas dan resultado a la hora de influenciar a los demás, y de ese modo aprenden a conseguir lo que quieren y a evitar aquello que no quieren.
  • No podemos, ni debemos acudir a entrenar sin juguetes o golosinas para premiar las buenas acciones del perro.
  • Debemos evitar que el cachorro tenga los juguetes siempre  a su alcance a excepción de aquellos que están diseñados para que el perro los muerda e interactué sin peligro en nuestra ausencia.
  • El perro debe entender que los juguetes son nuestros y que aparecen siempre que realiza algo que le hemos pedido que haga.
  • Y cuando aparezcan le indicaran que el juego acaba de comenzar y proporcionara alegría y satisfacción. Podremos convertir todos los ejercicios para iniciar al perro al agility en un juego, de este modo nos aseguraremos de tener un perro feliz que trabaja a nuestro lado con ilusión.
  • Todos los que tenemos perro pasamos algún tiempo jugando con ellos.
  • Pero es importante pensar qué efectos puede tener en ellos especialmente los juegos bruscos y violentos.
  • Los juegos violentos pueden producir problemas de agresión. El perro puede llegar aprender que él es más fuerte o más rápido que nosotros si el perro adquiere esta imagen mental será más difícil que nos acepte como líderes de la manada.
  • Lanzarle la pelota para que la recoja o jugar al escondite son juegos especialmente útiles para mantener el liderazgo al mismo tiempo que nos divertiremos con él.
  • Si te gusta jugar con tu perro a tirar del mordedor, lo más importante es que al final tú seas quien se queda con el juguete. Para eso es importante enseñarle primero que te de cualquier cosa que tenga en su poder.
  • El juego debe detenerse en cualquier demostración excesiva de fuerza por parte del perro. En ese caso, te llevas el juguete y lo guardas.
  • Si tu perro es “agresivo”, o tú no te sientes confiado sobre tus fuerzas, no juegues a este juego. En este caso el juego puede tener consecuencias desastrosas. No solo bajara tu estatus social respecto a él sino que incluso puede resultar peligroso y recibir alguna mordida.
  • Si el perro es especialmente tranquilo puedes estimularlo jugando con él.
  • Si tu perro es hiperactivo, destructor o dominante, busca juegos tranquilos que le permitan quemar energías, como lanzarle la pelota. Otra opción es empezar a practicar algún deporte canino como agility, mobility o flyball.
  • Ten las mismas precauciones cuando el perro juegue con otro perro. Los perros suelen gruñir y morderse durante el juego, si vemos que se desmadran habremos de detener inmediatamente el juego.

    «Cuando el perro juega con niños pequeños deberá estar siempre bajo la supervisión de un adulto».